Sin embargo, no es la única denominación que recibe este término, ya que se admiten más interpretaciones. En el sector de los seguros del automóvil, es muy habitual hablar de esta obligación que se recoge en el contrato.
¿Qué es un seguro con franquicia?
En la actualidad, es posible contratar un seguro con o sin franquicia. Pero ¿cuál es el que más conviene para un vehículo? Antes de firmar un contrato, lo mejor es informarse sobre las características y las ventajas que ofrece cada uno.
El gran desconocido sigue siendo el seguro con franquicia, ya que muchas personas no tienen claro cuáles son sus particularidades. En este tipo de póliza, el asegurado es quien se responsabiliza de una parte de los daños que sufre el coche si se produce un siniestro.
En algunos países se conoce como "deducible" y se entiende como la cantidad de dinero que el asegurado ha de asumir para cubrir los costes generados por un siniestro. Obviamente, para que esto ocurra tiene que existir un acuerdo previo con la compañía aseguradora.
Esto quiere decir que la aseguradora se responsabiliza de la indemnización según lo contemplado en el contrato entre ambas partes. En cuanto a lo que corresponde al asegurado, puede ser un valor fijo o un porcentaje.
¿Cuándo beneficia contratar un seguro con franquicia?
Sin duda, esta clase de póliza es la más apropiada para un conductor con experiencia en la conducción y que cuenta con un buen historial. Tal como se ha indicado, si se sufre un percance, tiene que responsabilizarse de los gastos derivados. Por dicha razón, si una persona cree que es menos probable que sufra un accidente porque rara vez o nunca le ha pasado, posiblemente esta sea la opción que más le compense.
Sin embargo, esta alternativa tiene una desventaja relacionada con la bonificación. En este sentido, si el asegurado presenta partes a la compañía sobre los daños del vehículo, en la renovación del seguro la bonificación disminuye cuando se renueva el seguro.
Tipos de seguros con franquicias
En esta modalidad existen dos tipos de seguros: las pólizas con franquicias absolutas y las que cuentan con franquicias relativas. En el primer caso, la aseguradora abona la diferencia si el daño causado cuesta más que el importe de lo que se paga en la póliza.
Por otro lado, en las franquicias relativas el asegurado no tiene derecho a reembolso si el coste del daño es inferior. La aseguradora responderá por el valor total de los daños, siempre y cuando sean superiores al valor de la franquicia.
Esto quiere decir que si, por ejemplo, el asegurado contrata la franquicia por 500 euros y el daño es superior, concretamente por 1000 euros, el reembolso puede ser completo, según el contrato realizado con la aseguradora. Además, es conveniente saber que el abono se va a realizar cada vez que se utilice el seguro.
Para poder establecer una cuantía en las franquicias, lo más recomendable es analizar la capacidad económica de la persona. En este sentido, lo habitual es que sea la propia compañía aseguradora la que indique cuál es la cantidad más apropiada en función de distintos factores, como, por ejemplo, el tipo de conductor o la antigüedad del vehículo.
Una póliza con franquicia supone asumir una cierta cantidad de dinero para reparar el vehículo en caso de que ocurra un siniestro, por lo que hay que valorar si este contrato es el más aconsejable según las circunstancias de cada conductor.