Dado que hay una gran cantidad de riesgos en el día a día, es necesario encontrar el seguro que garantice la mejor protección dependiendo de lo que se quiera cubrir. Las compañías aseguradoras se encargan de dividir los seguros en función del tipo de riesgo que hay que afrontar. Esta distribución es llamada ramos de seguros e incluye seguros de vida, salud y muchos más. 

¿El riesgo puede cambiar? 

Cuando se contrata una póliza, los riesgos pueden verse sujetos a cambios debido a diferentes situaciones. Es decir, pueden aumentar, pueden disminuir o incluso en ciertas circunstancias llegar a desaparecer por completo. 

En caso de que la contingencia aumente, la aseguradora incrementará la prima de renovación, ya que el daño potencial a cubrir es mucho mayor. El asegurado debe de notificar a la compañía dicho incremento. En caso de no realizarlo estará cometiendo una reticencia dolosa. 

Si la contingencia disminuye, el asegurado debe ponerse en contacto con la compañía para que se revise la póliza y, así, negociar una bajada del precio de la misma. Un ejemplo sería un seguro de salud en el que el asegurado ha dejado de fumar, lo que reduce de manera considerable el hecho de padecer una enfermedad grave a causa del tabaquismo. 

¿Qué características tiene? 

Todo riesgo reúne una serie de características específicas. Seguidamente, se nombrarán las más destacadas: 

  • Es incierto y aleatorio. Hay una relativa incertidumbre en todo momento, ya que en el caso de que se conociese cuando puede ocurrir el siniestro, se evitaría. 
  • Existe la posibilidad de que suceda. Los riesgos que se cubren pueden producirse a cualquier hora. Puede suceder tanto con una frecuencia baja como pasa con los desastres naturales como con una frecuencia más elevada. 
  • Ha de ser concreto. Para que se pueda ofrecer la mejor protección, es necesario que la aseguradora conozca bien la contingencia. De esta manera, analiza y concreta por ella misma los límites que han de tener las coberturas. 
  • Es fortuito. Las contingencias que cubren las compañías de seguros no han de ser cometidas de una forma voluntaria por parte de los asegurados. No obstante, sí que han de quedar cubiertos todos aquellos actos que son realizados de forma voluntaria por terceras personas. 
  • Tema económico. Todo riesgo está acompañado de una necesidad económica que se encarga de cubrir la compañía de seguros. Hay diferentes vías para compensar al asegurado, como puede ser la remuneración económica o bien revirtiendo la situación mediante la reparación o sustitución del bien dañado. Todo dependerá de las cláusulas que estén establecidas dentro de la póliza. 

Riesgos cubiertos y exclusiones 

Cuando se contrata un seguro, debe quedar bien claro los riesgos que están cubiertos, así como las situaciones que están excluidas. Los riesgos excluidos son aquellos que están fuera de la cobertura de la póliza. Estas circunstancias pueden condicionar el derecho a indemnizaciones o prestaciones en el contrato de seguro. Todas estas exclusiones han de quedar claras en el contrato de la póliza y el tomador las debe conocer y aceptar. 

Normalmente, el precio de una prima varía en función de los riesgos que están incluidos y excluidos. A mayor cobertura, se pagará un mayor precio. No obstante, la protección que ofrecerá el seguro será mucho mayor en este caso. 

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