¿Qué es un empaste dental y cuándo se necesita?
Si aparece una caries, esta daña el diente o la muela. Crea un túnel o agujero que hay que sellar con materiales específicos. Con ellos se protege el diente, la caries no va a más, y se restaura su función.
Un empaste dental es necesario si la caries ha destruido una parte del esmalte dental, si aparecen grietas o fracturas en los dientes y también en el caso de que una pieza esté muy debilitada y se deba proteger.
Cuando se actúa a tiempo, con el empaste se previenen problemas mucho más graves, como son las infecciones o la pérdida del diente afectado.
Tipos de empastes dentales: ¿cuál es el más adecuado?
Existen varias clases de empastes dentales, pero ninguno es mejor que otro. El que sea el más apto depende de las circunstancias que presente el paciente.
Amalgama
Es una mezcla de metales como la plata, el estaño o el cobre. Son los que se han venido usando desde hace décadas, ya que son muy duraderos, tanto que su vida útil supera los 15 años.
Son muy resistentes, por lo que para las muelas resultan una excelente opción y además son los más económicos. Eso sí, la estética es mala (no se usa en los dientes visibles) y hay cierta controversia con la cantidad de mercurio que llevan.
Composite
Se componen de resinas plásticas y partículas de vidrio. Así, pueden adaptarse al tono del diente, uniéndose químicamente a su estructura.
Gracias a su buena apariencia quedan bien en los dientes más visibles, pero duran menos que los de amalgama y se desgastan mucho si se colocan en las muelas. El precio es más elevado que en el caso anterior.
Cerámica
Están hechos de porcelana e imitan al esmalte a la perfección. Resisten el desgaste y las manchas, además de ser biocompatibles (es imposible que haya una reacción alérgica).
Su mayor desventaja es su precio, que es el más alto de los tres tipos de empastes, ya que hay que fabricarlos en el laboratorio y se tarda más tiempo en colocarlos.
Cobertura de empastes en el seguro dental
La cobertura de los seguros dentales es variable en este aspecto, aunque lo cierto es que hasta los más económicos cubren por completo la primera visita e incluso los empastes de urgencia.
Otra cosa son los tratamientos finales, ya que aquí lo usual es que el paciente deba hacer frente a una parte del coste del tratamiento, en especial si el empaste es de composite o cerámica. Esto también tiene que ver con que ahora se opta más por las incrustaciones.
Estas son un tipo de empaste más complejo que se hace a medida del paciente, por lo que son más caras y por eso los seguros no las cubren en su totalidad.
Lo que sí suelen tener cubiertas son las revisiones posteriores, en las cuales se comprueba si el empaste ha funcionado bien y si hay que hacer algún tipo de corrección.
Cuidados para mantener los empastes en buen estado
Mantener un empaste dental en buen estado no es complicado. Lo fundamental es llevar a cabo cepillados regulares todos los días, al menos dos veces, y emplear hilo dental.
Además, hay que evitar los alimentos duros y los pegajosos. Los primeros pueden romper el empaste y los segundos se pegan a él, de forma que luego es complicado quitarlos.
Por supuesto, las revisiones son muy importantes. Las incluyen los seguros dentales y en ellas el odontólogo verá si el empaste puede seguir como está o llega la hora de cambiarlo por desgaste.