Contenido de las condiciones generales
Esta parte de los contratos de seguros contiene las estipulaciones y las regulaciones por las que se rigen y es de obligado cumplimiento para las partes involucradas. El texto ha de recoger tener información sobre estos aspectos clave.
- Cuál es la materia y la cobertura que va a asegurarse.
- Cuáles son las exclusiones que refleja.
- Cuáles son las obligaciones que tiene que cumplir el asegurado.
- Qué aspectos pueden suponer una alteración o una agravación del riesgo previsto y, por tanto, carecer de cobertura.
- Las declaraciones del asegurado.
- Qué implica la prima y los efectos de no pagarla, así como su forma de pago.
- Cuál es el procedimiento a seguir para denunciar un siniestro.
- Cuándo finaliza la cobertura de un seguro y la vigencia de esta.
- Cómo ha de llevarse la comunicación entre las partes implicadas, aseguradora y asegurado.
- También se incluyen las obligaciones de la compañía aseguradora.
La estructura de las condiciones generales
Además del contenido, las condiciones generales han de seguir una estructura común, dividida en secciones y artículos. En ellos se explica la limitación, el ámbito y la extensión de todas las coberturas. Por ejemplo, en un seguro de hogar, la cobertura de daños por fenómenos meteorológicos recogerá lo siguiente.
- Los litros de lluvia por metro cuadrado que tienen que caer para que se active la cobertura.
- Los kilómetros por hora a los que, como mínimo, tiene que soplar el viento para que sea reconocido un siniestro.
- La cantidad de granizo o nieve que ha de caer en determinado periodo de tiempo.
En estos casos, es necesario que se lleve a cabo una medición objetiva y reflejada en dichas cláusulas. Así, tanto el asegurado como la aseguradora sabrán en qué datos han de basarse. Normalmente, los servicios públicos funcionan como garantes de dicha medición.
Las exclusiones de las coberturas
Las exclusiones también han de aparecer en una sección de las condiciones generales, además de las indemnizaciones. En este último caso es vital establecer cómo se tasará el siniestro, así como si las pólizas pueden llegar a revalorizarse con el tiempo. Así, es necesario saber cada cuánto y en qué cantidad.
Además de esto, las condiciones particulares de las pólizas se encargan de reflejar las particularidades dentro del ámbito de cada seguro.
Qué dice la ley
La Ley 50/1980, de 8 de octubre, de contrato de seguro, se encarga de recoger todo lo que dice la normativa en torno a este tipo de documentos. De esta manera, se protegen los intereses y los derechos de los asegurados. Concretamente, en el artículo tercero de la primera sección se determina que estas condiciones generales nunca pueden ser dañinas para el cliente. Este debe tener un duplicado de ellas, que se le dará junto con su contrato de póliza.
Por otra parte, la normativa obliga a que tanto las condiciones generales como las particulares deben estar escritas de forma clara y concisa. De esta manera, el asegurado las entenderá bien al leerlas. Para ello es importante destacar cuáles son las cláusulas que pueden limitar sus derechos.
No hay que confundir las condiciones generales con las especiales, que son las encargadas de regular hasta dónde llegan las garantías que ofrecen las aseguradoras. Esto afecta a las coberturas principales del seguro, pero también a las complementarias de su sector. De esta manera, estas cláusulas pueden modificar el texto general, incluyendo o excluyendo algunas garantías.